En la línea de las tergiversaciones periodísticas, el convenio de colaboración (que no contrato de entrada) entre el Instituto Nóos por una parte, y Ciudad de las Artes y de las Ciencias, SA (CACSA) y Fundación Turismo Valencia Convention Bureau (FTVCV) de la otra el 8 de septiembre de 2004, ha sido también objeto de valoraciones un tanto exóticas.
Por un lado un medio asegura que Hacienda "nunca había visto 'contratos' (sic) como los de Nóos, y que "los investigadores apuntan que la fórmula usada en los convenios es inédita". Sigue apuntando que en el sumario se especifica que "los redactores del presente informe (con muchos años de servicio en su actividad profesional) jamás se han encontrado con un supuesto como el contemplado", y añaden de cosecha propia los periodista que "la fundación Turismo Valencia Convention Bureau y la Ciudad de las Artes y las Ciencias eligieron la fórmula del convenio de colaboración para la celebración de tres foros sobre turismo y deporte, y otorgaron al Instituto Nóos un canon limpio de 1.044.000 euros por cada edición".
De entrada hay que comentar que el canon no era de 1.044.000 euros, sino de 900.000 € (IVA excluido). Tampoco era un 'contrato', sino un convenio de colaboración. Por el resto cualquiera puede leer el convenio y darse cuenta que no contiene ningún tipo de cláusula 'anormal'. El convenio establece un canon para Nóos de 900.000 €, y especifica las partidas de gasto que quedan a cargo de las entidades 'colaboradoras' (que no contratantes): alojamiento, viajes, alquiler salas, audiovisuales, mobiliario, cátering reuniones, cátering cena de gala, cartelería, decoración floral, iluminación, decoración salas, acreditaciones y ambientación musical, es decir, todo lo referido a las partidas in situ, que suman un valor de 265.205 € (más IVA). Estos importes se facturan directamente a las entidades colaboradoras, CACSA y FTVCV por parte de las entidades prestatarias.
El que define como canon "limpio" es de 900.000 € + IVA que debe cubrir todo el resto de gastos vinculados al evento, básicamente vinculado con el personal de Nóos (logística, administración, captación ponentes, relación ponentes, página web, productos editoriales resultantes, relatorías, etc.) y trabajos subcontratados (prensa y comunicación o dirección científica por ejemplo). Es innegable que el contrato es lucrativo, a este nivel está claro que nadie habla de ausencia de ánimo lucrativo, pero también es innegable que el canon no es limpio sino que incluye una serie de gastos inherentes, que a grosso modo podría estar entre los 350 y 500.000 €. Luego queda remunerar a los socios y principales referentes del evento, Diego Torres e Iñaki Urdangarin (y de ahí las famosas facturas de empresas como Aizoon a Instituto Nóos por la retribución de Urdangarin), así como la parte correspondiente a beneficios, que podrían rondar los 200-350.000 €.
Por el resto se menciona la sorpresa de que Instituto Nóos no tenga que justificar sus gastos, que esencialmente son internos, lo cual no deja de sorprenderme a mi dicha sorpresa. Convenios como este son los habituales mire como se mire (sin entrar en discusiones sobre si los 900.000 eran mucho o poco). El cliente firmó por un producto llave en mano por un determinado importe que aceptó. No entiendo donde está el lío con dichos convenios. Sólo las malas intenciones, la voluntad de causar daño a las partes, la tergiversación periodística (y no periodística) y, acaso, el desconocimiento del funcionamiento del sector de los eventos por parte de Hacienda y la instrucción del caso, pueden generar el debate que todo esto ha generado. Puro sentido común y ausencia de malas intenciones.
Por un lado un medio asegura que Hacienda "nunca había visto 'contratos' (sic) como los de Nóos, y que "los investigadores apuntan que la fórmula usada en los convenios es inédita". Sigue apuntando que en el sumario se especifica que "los redactores del presente informe (con muchos años de servicio en su actividad profesional) jamás se han encontrado con un supuesto como el contemplado", y añaden de cosecha propia los periodista que "la fundación Turismo Valencia Convention Bureau y la Ciudad de las Artes y las Ciencias eligieron la fórmula del convenio de colaboración para la celebración de tres foros sobre turismo y deporte, y otorgaron al Instituto Nóos un canon limpio de 1.044.000 euros por cada edición".
De entrada hay que comentar que el canon no era de 1.044.000 euros, sino de 900.000 € (IVA excluido). Tampoco era un 'contrato', sino un convenio de colaboración. Por el resto cualquiera puede leer el convenio y darse cuenta que no contiene ningún tipo de cláusula 'anormal'. El convenio establece un canon para Nóos de 900.000 €, y especifica las partidas de gasto que quedan a cargo de las entidades 'colaboradoras' (que no contratantes): alojamiento, viajes, alquiler salas, audiovisuales, mobiliario, cátering reuniones, cátering cena de gala, cartelería, decoración floral, iluminación, decoración salas, acreditaciones y ambientación musical, es decir, todo lo referido a las partidas in situ, que suman un valor de 265.205 € (más IVA). Estos importes se facturan directamente a las entidades colaboradoras, CACSA y FTVCV por parte de las entidades prestatarias.
El que define como canon "limpio" es de 900.000 € + IVA que debe cubrir todo el resto de gastos vinculados al evento, básicamente vinculado con el personal de Nóos (logística, administración, captación ponentes, relación ponentes, página web, productos editoriales resultantes, relatorías, etc.) y trabajos subcontratados (prensa y comunicación o dirección científica por ejemplo). Es innegable que el contrato es lucrativo, a este nivel está claro que nadie habla de ausencia de ánimo lucrativo, pero también es innegable que el canon no es limpio sino que incluye una serie de gastos inherentes, que a grosso modo podría estar entre los 350 y 500.000 €. Luego queda remunerar a los socios y principales referentes del evento, Diego Torres e Iñaki Urdangarin (y de ahí las famosas facturas de empresas como Aizoon a Instituto Nóos por la retribución de Urdangarin), así como la parte correspondiente a beneficios, que podrían rondar los 200-350.000 €.
Por el resto se menciona la sorpresa de que Instituto Nóos no tenga que justificar sus gastos, que esencialmente son internos, lo cual no deja de sorprenderme a mi dicha sorpresa. Convenios como este son los habituales mire como se mire (sin entrar en discusiones sobre si los 900.000 eran mucho o poco). El cliente firmó por un producto llave en mano por un determinado importe que aceptó. No entiendo donde está el lío con dichos convenios. Sólo las malas intenciones, la voluntad de causar daño a las partes, la tergiversación periodística (y no periodística) y, acaso, el desconocimiento del funcionamiento del sector de los eventos por parte de Hacienda y la instrucción del caso, pueden generar el debate que todo esto ha generado. Puro sentido común y ausencia de malas intenciones.